Tu cuerpo es perfecto tal y como es, pero todos tenemos esos falsos conceptos sobre lo que es correcto e incorrecto, bueno y malo, bonito y feo. Con esa imagen de perfección en la mente esperamos que nuestro cuerpo tenga una determinada apariencia, que se comporte de un modo concreto. Rechazamos nuestro propio cuerpo cuando el cuerpo no es totalmente leal. Y aún cuando no es capaz de hacer algo debido a sus propias limitaciones, nosotros lo empujamos, y al menos, intenta.
Mira lo que haces con tu cuerpo. Si tú lo rechazas, ¿qué pueden esperar de ti los demás?.Si lo aceptas, serás capaz de aceptar prácticamente a todo el mundo, a todas las cosas. La relación que tienes contigo mismo se refleja en las relaciones con los demás. Entonces, te rechazas a ti mismo y supones que la otra persona te rechazará exactamente por la misma razón. Y cuando rechazas a otra persona, la rechazas por las mismas razones por las que te rechazas a ti mismo.
Para crear una relación capáz de conducirte hasta el cielo, tienes que aceptar totalmente tu cuerpo. Tienes que amarlo y permitirle ser libre para ser, libre para dar, libre para recibir.
Tienes la posibilidad de ofrecerle a tu propio cuerpo un amor devoto diario. Cuando te duches, cuando te bañes, trátalo con todo tu amor, con honor, con GRATITUD, con respeto. Empieza por aceptar totalmente tu cuerpo.
(Fragmentos del libro LA MAESTRÍA DEL AMOR de MIGUEL RUIZ)